hemingway

Kaixo! Y descorchamos!

Tiempo atrás descubrí a Hemingway, y en plena euforia post lectura de ‘Fiesta: The Sun Also Rises’ y ‘A Farewell to Arms’, alguien le mandó a la lona. Vino a decirme que Hemingway no valía cinco minutos de nuestro tiempo. Él le ignoraba orgulloso desde que aprendió que el americano-cubano-europeo, el muy cobarde, había puesto fin a su vida pegándose un tiro en su casa de Ketchum, Idaho. No recuerdo ahora quien me animó a autocensurarme. Apuesto a que fue un hombre. Solo los hombres padecen esos ataques inexplicables de virilidad, de juzgar de cobarde todo aquello que si bien reprochable, escapa a su entendimiento.

No le hice caso. También yo soy hombre.

Meses antes de morir, de suicidarse, por fin publicó ‘A Moveable Feast’. Son memorias de sus años de joven periodista enamorado en -y de- Paris. Enamorado de su mujer, de la comida y del vino, de su trabajo. Embriagado de juventud.

Hemingway merece la pena por trozos como este, que me acompañó ayer, vino chileno mediante, en algún lugar de Estambul.

“I closed up the story in the notebook and put it in my inside pocket and I asked the waiter for a dozen portugaises and a half-carafe of the dry wine they had there. After writing a story I was always empty and both sad and happy, as though I had made love, and I was sure this was a very good story although I would not know truly how good until I read It over the next day”

E.H. A Moveable Feast

Mucho se escribe sobre la muerte de Hemingway. Seguramente nunca aceptó la vejez, no fue capaz de vivir con el recuerdo de Paris, de San Fermín, de sus aventuras. Se veía sólo en Idaho y el solo quería ser joven…

Ya lo dice Calamaro: “Que más quisiera que pasar la vida entera como estudiante el día de la primavera”

A.C. La Parte de Adelante

https://www.youtube.com/watch?v=wmms3zbRCVQ

 

Última gota, a reveure!