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Kaixo! Y descorchamos,

 
Hace menos de un año que empezó vinoveritas, mérito del buen samaritano que se hizo cargo de los engranajes.
El primer artículo, por el qúe aun brotan cismas en los pasillos de la Comisión, contaba sobre elecciones. ¡Horror, Democracia! Un año después volvemos a tener otras a las puertas, y además deciden el bastón de mando de la capital centro del mapa blanco, Madrid.

 
Yo ya empiezo a saltar pies juntos imaginando esas gráficas en 3-D y ese porcentaje de escrutinio que crece envenenado. Algún día, alguna prestigiosa universidad guatemalteca evidenciará la similar excitación que producen el gol de Ramos al Atleti y un sondeo a pie de urna. ¡Últimos minutos, primeros datos de participación!

 
Tiempo

 
Mientras tanto uno sigue a una distancia prudente, y para cenar alterna entre otro par de mesas siempre olvidadas. Continúa esa fascinación por el discurrir de la noche en este bar de hotel yanqui. No son ni las ocho y la barra ya está llena. Llegan y se sientan en taburetes en ese sentarse elegante de las gentes de espalda recta, apenas cenan pero beben vino. La camarera se pasea lanzando dardos peruanos de opinión. Consigue así subir el nivel de todas las conversaciones. Y los extraños ya ríen juntos, y hablan de Irán, y del Ave Fénix Clinton.

 
En la distancia, a veces les escucho mientras creo leer. Las más me encuentro preguntándome cuántos días seguidos puede uno cenar un sándwich de queso cheddar con, en lugar de patatas, verdura y fruta de pareja de baile. Todo ello regado por una pinta de cerveza Blue Moon que llega a mí con rodaja de naranja. En propiedades esta cena no tiene nada que envidiar a un bote entero de multi-vitaminas, pienso yo.

 
Tiempo

 
Ella y él observan divertidos como la familia mejicana, mafiosa cree él, y esas dos chicas indias, bellas piensa ella, coinciden con nosotros por tercera vez en dos días y a dos horas de avión. En situaciones inconexas. Y las señales se suceden. Tangibles señales.

 
Tiempo

 

Ella ve el sueño en portada mientras compra libros. Él sueña pero nada ve. Y en el caso de él, que así siga. Porque a ver sino cómo me explico yo el haber soñado con Esperanza Aguirre dándome clases de inglés en el Liceo.

 
¡Elecciones!